Artículo publicado en la revista La Règle d’Abraham,
nº 8, Diciembre de 1999.
El estatuto del RER fue en otro tiempo objeto de una
larga controversia que opuso, como se sabe, a J. Tourniac con D. Roman.
Desearíamos aquí, no repetir lo que ya ha sido dicho, sino profundizar el
examen de las fuentes problemáticas de este Rito que emana principalmente,
sobre el plano teórico, del “sistema” de Martínez de Pasqually.
Nuestra intención no es, precisémoslo, poner en tela
de juicio la regularidad iniciática del RER, ni desde luego lo que comparte con
los demás Ritos masónicos, aquello mediante lo cual han conservado la auténtica
tradición, sino mostrar en qué las concepciones de Martínez, que estimamos
extrañas a ésta, han engendrado una suerte de ilusión en cuanto al valor espiritual
real del RER.
No nos entretendremos con las observaciones críticas
de D. Román [1] concernientes a las innovaciones de Willermoz que conviene
recordar brevemente.
Existía, primeramente, el famoso problema del rechazo
de la filiación templaria que, durante el Convento de Wilhelmsbad, fue objeto
de comentarios y actitudes tímoratas, por lo menos ligeras [2]. Viene después la
evocación de la desastrosa influencia del sonambulismo sobre Willermoz, que
seguirá notablemente el consejo del Agente (la Srta. Rochette ) de suprimir la
referencia a Tubalcaín [3]. Este consejo reposaba curiosamente sobre el hecho
de que Tubalcaín había sido “el inventor, el Padre del arte de trabajar los
metales” [4], lo que habría debido implicar, en toda lógica, la exclusión del
broncista Hiram (I Reyes, 7: 13 y II Crónicas 2: 12) del cual los rituales
conservan sin embargo el recuerdo en el RER…
Volveremos más adelante sobre otras dificultades
relativas en particular a las Instrucciones secretas por las cuales A. Faivre
no disimulaba su admiración [5], dando aquí un bello ejemplo de “la historia
laica” que pretendía defender, según R. Dachez (RT, nº 103/104, p. 155)…
El punto sobre el cual juzgamos útil detenernos ahora,
concierne a los efectos perversos que tuvieron las concepciones de Martínez de
Pasqually sobre la constitución del RER.
Varios autores han visto bien que este último adoptaba
en su Tratado de la reintegración [6]
una visión muy negativa de la materia [7] más tarde asimilada en el RER “a un
lugar de tinieblas [8]”.
Aunque no tengamos que habérnoslas aquí con un encratismo radical dependiente del
gnosticismo, reencontramos en las especulaciones, por lo demás muy confusas, de
Martínez y cuya proveniencia queda muy incierta, un conjunto de conceptos que
explican por qué R. Guénon pensaba que la iniciación que había recibido el autor
del Tratado era “limitada” [9].
Creemos igualmente nuestro deber añadir que desde el
punto de vista metafísico algunas ideas de Martínez no son rigurosamente
ortodoxas. El hecho de creer a los seres “libres e independientes” (Tratado, p.
113) por ejemplo, señala una forma de
dualismo que puede encerrar en el mecanicismo. Más adelante, el Tratado (p. 117) dice
claramente en este sentido como “el Creador no toma parte alguna en las causas
segundas espirituales” [10]. Lo que es más, (Tratado, p. 135), Martínez parece
incluso limitar la
Omnipotencia divina ya que no le es posible al Creador
¡”establecer las causas segundas”!
Esta libertad total de Adán tiene varias curiosas
consecuencias, pues a fin de manifestar “su orgullosa potencia” Adán “crea una
forma tenebrosa” que en el texto se comprueba que es ¡“una mujer”! (Tratado, p.
141). El nombre de ésta, “Ouva” (Tratado, p.175), parece ser una deformación de Eva,
en hebreo (hawah). Sin embargo, esta concepción no aparece por ninguna parte en
la Cábala
hebraica.
Las expresiones desfavorables respecto de la materia
aparecen en numerosos pasajes (Tratado, p. 185, 189, 191, 349, 473), “el cuerpo
de materia no tiene ninguna participación en lo que se opera entre el alma y el
espíritu divino” (Tratado, p. 431), se aprende igualmente que “sin esta
prevaricación primera (aquella de los espíritus perversos) no hubiera habido
una creación material temporal, sea terrestre o celeste” (Tratado, p. 505) [11].
Se mide aquí la incompatibilidad que existe de hecho
entre tal visión del mundo sensible y una iniciación de oficio por la cual la
transformación de la materia, siguiendo las leyes de la armonía, es
precisamente el medio de acceso a la vía espiritual. Y lo cierto es que esta
visión explica la hostilidad bien conocida del fundador del RER por la alquimia
[12] que la Instrucción
secreta de los Profesos tiene, por otra parte, tendencia a confundir con una
grosera química [13].
Las consecuencias de esta tendencia anticorporal son
considerables sobre el plano iniciático, pues neutraliza, al menos para los
especulativos, le proceso de transmutación del cuerpo en espíritu y del
espíritu en cuerpo, que se revela como una constante universal de las diferentes
vías iniciáticas.
Otro problema mayor del Tratado reside en su
exclusivismo cristiano que hace de la historia santa, en una perspectiva más
teológica que esotérica, una lenta progresión de la revelación culminante en
Cristo: “todos los cultos pasados no eran sino símbolos de lo que él ha hecho”
(p. 381).
La recuperación de Martínez por Willermoz se hace
sobre este punto flagrante. Citamos aquí un largo pasaje de la Instrucción secreta de
los Profesos:
En
esta época existía sobra la tierra, como existe aún hoy en día, varias especies
de iniciaciones gentiles o egipcias, que no son sino un criminal y monstruoso
abuso de la ciencia: y al fin la iniciación del Templo, establecida por Moises
y perfeccionada por Salomón. La misma que ha pervivido hasta nosotros bajo el
nombre de Franc-Masonería. Difiere esencialmente de la iniciación cristiana en
que no puede representar sino figuradamente la historia del hombre general y
universal así como las relaciones que los unen, mientra que la última, mucho
más perfecta, presenta el desenvolvimiento efectivo de las alegorías y el
cumplimiento real de los Misterios de la Religión primitiva y universal [14].
Las implicaciones de este texto son temibles. Por una
parte parece ignorar, a pesar de una alusión a la religión primitiva, la
verdadera doctrina de la unidad de las formas tradicionales; seguidamente,
confunde religión cristiana con “iniciación cristiana”; en fin, parece poner a aquella
(es decir la religión) al mismo nivel que la Masonería , lo que
explicaría bien las derivas que van en sentido de una “exoterización” [15],
pero también en el sentido de una voluntad de concebir un “grado” caballeresco
(el de CBCS) que se sitúa más allá de la Masonería , en una cuasi-ruptura con ella, a fin
de consagrarse “a la defensa de nuestra santa religión cristiana” como lo dijo
el Convento de Wilhelmsbad (RT, nº 103/104, p. 167) Hay ahí sin duda un
auténtico vuelco del orden normal de las cosas, por no decir más… [16].
El juicio severo de Guénon [17] sobre Willermoz parece
pues totalmente justificado, y la admiración [18] de Tourniac por el RER, por
el contrario, completamente desproporcionada.
Otras anomalías podrían haber sido contestadas como la
inversión de las palabras de Aprendiz y Compañero [19]; el sentido negativo que
toma el número cinco [20] en el RER, etc… Otros tantos elementos deberían
permitir revisar totalmente la idea de una conciliación entre “la esencia del
Rito Escocés y la universalidad de los principios metafísicos expuestos por
Guénon” [21].
Precisamente, tal y como hemos visto con el problema
del estatuto de la “materia” en Martínez [22] este concordismo es imposible.
Aunque las fuentes del Tratado de la
reintegración sean todavía mal conocidas, es probable que la influencia de
Orígenes, avanzada por J. de Maistre [23] sea real, sin ser la única. Su
anti-iconismo (Ch. Schönborn, L’icone du Christ, Cerf, 1986, p- 77-88) coincide,
por otra parte, bastante bien con las posiciones martinezistas. Además se
recomendaba leer, entre otras, las obras de Orígenes dentro de la Orden de los Elegidos Cohens
[24]…
Se pone fin a la cuestión del verdadero origen de las
prácticas instauradas por Martínez en su grupo [25].
En cualquier caso, las diferentes razones invocadas en
este corto artículo deben poner muy gravemente en duda la ortodoxia tradicional
del RER, ya que creemos fuertemente, contra lo que dice G. Sandri, que este
Rito y sus adherentes no están en modo alguno cualificados para “corregir y
enderezar los abusos y los relajos que se han deslizado en la Orden de los Franc-Masones”
[26].
Para concluir, se puede uno interrogar legítimamente
sobre la fidelidad del RER al Escocismo jacobita primitivo, el cual nació via la Estricta Observancia ,
y que reivindicaba principalmente una “lejana filiación con los antiguos
Templarios” [27]…
Notas:
[1] Reflexions d’un Chretien sur la Franc-Maçonerie ,
Ed Traditionnelles,1995, chap. XIII et XV.
[2]
Hay que resaltar en efecto del texto del célebre Convento (1782) que era
peligroso: “querer restaurar una Orden prohibida por el concurso de dos
potencias”, cf., R. Dachez, “Le Convent de Wilhelmsbad (1782) – Genèse d’un
mythe”, Renaissance Traditionnelle, nº 103/104, 1995
[3]
Sobre este punto cf. Ch. Guigne, “Phaleg”, Villard
de Honnecourt, nº 17, 1988, p. 295; aussi, J. –p. Schnerzler, “L’agent
inconnu et le rite rectifié”, Villard de
Honnecourt, t. 12, 1976.
A propósito de las relaciones entre el
mesmerismo y Willermoz, cf., R. Darton, La
fin des lumières, Perrin, 1984, p. 69-70. Remarquemos finalmente que en la Cábala Tubalcaín está lejos de
ser siempre percibido de manera negativa, véase J. de Hamadan, Fragment d’un commentaire sur la Genèse , Verdier, 1998,
p. 96.
[4] Extrait du Protocole du Directoire provincial d’Augergne séant à Lyon,
B. M. de Lyon, Ms. 5868. Agradecemos
particularmente a F. Tessier que nos a enviado una copia de este texto y de una
manera general para los documentos que ha puesto a nuestra disposición.
[5]
Accès de l’ésotérisme occidental,
Gallimard, 1986, p. 179.
[6] Utilizamos la edición de R. Amadou, Robert Dumas Editeur, 1974.
[7]
G. Reynaud, “Les sources chrétiennes du Régime Ecossais Rectifié”. Villard de
Honnecourt, nº 17, 1988, p. 274.
A este respecto, el artículo de E. Mazet “La conception
de la matière chez Martinez de Pasqually et dans le Régime Ecossais Rectifié”,
RT, nº 28, 1976, nº 29, 1977, nº 31, 1977, no nos parece pertinente.
[8] J. Lhomme, E. Maisondieu,
J Tomaso, Dictionnaire thématique
illustré de la
Franc-Maçonnerie , Editions du Rocher, 1993, p. 294.
[9]
Etude sur la
Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage Ed. Traditionnelles,
1985, t. I, p. 78.
[10]
Tendremos la ocasión de mostrar en un obra en preparación (Le Plan divin. Métaphysique de l’histoire et prédestination) que el
mundo manifestado no posee autonomía ontológica. Para una formulación ejemplar
de la doctrina no-dualista véase Abd al Kader, Le Livre des haltes, Alif éditions, 1996.
[11]
Martínez sostiene sin embargo en ocasiones que “el principio de la materia del
cuerpo general no es otra cosa en el Creador, que una pintura espiritual
concebida en su imaginación” (Tratado, p. 257 y 335). Teniendo en cuenta la
relación que hemos evocado en Hèrmes trahi entre el Imaginal y el Elemento
Aire, asombrará aquí que aquel sea deshechado por Martínez por motivos bastante
oscuros, cf. La magie des Elus coëns (catéchisme des commandeurs d’Orient),
Cariscript, 1989, p. 65-66.
[12]
Dictionaire thématique…, p. 293.
[13]
Publicado en p. Stable, Tradition
iniciatique et Franc-Maçonnerie
chrétienne, Trédaniel, 1993, p. 57-58.
[14]
Ibid, p. 56.
[15]
J. Tourniac, La
Franc-Maçonnerie chrétienne templiére des Prieurés Ecossais
Rectifiés, 1986, p. 42.
[16]
Añadamos que en una perspectiva de complementariedad entre esoterismo y
exoterismo, que no es la misma que la de Willermoz, la Masonería , en tanto no
procede de la Revelación
cristiana, no tiene relación orgánica con ésta, aunque ella comprende elementos
relativos al esoterismo cristiano.
[17]
Afirma simplemente que no es ejemplo a seguir, Etudes sur la Franc-Maçonnerie …,
Ed. Traditionnelles, 1981, t.II, p. 120.
[18]
“René Guénon y el rito escocés rectificado”, Villard de Honnecourt, nº 16,
1988, p. 182.
[19]
R. Désaguliers, Les deux Grandes Colonnes
de la
Franc-Maçonnerie , Dervy, 1997, p. 35, n. 10.
[20]
A. Viatte, Les Sources ocultes du
romantisme, Champion, 1928, t.1, p. 57.
[21]
J. Tourniac, Paradoxes énigmes et
curiosités maçonniques, Dervy, 1993, p. 194.
[22]
Recordemos que Guénon ha escrito en El Reino de la Cantidad que, por una
parte, es una “resacralización” del plano corporal. Añadamos que se reencuentra
en Louis Claude de Saint Martin un error de este último como lo ha señalado A.
Viatte, op. cit., t. 1, p. 275-276.
[23]
Citado por A. Viatte, op. cit., t. 1
p. 140
[24]
R. Dachez “ Les Elus Cohen à Saint-Domingue en 1767-1768. Textes d’instructions
sur les deux premiers grades bleus”, RT,
nº 79, 1989, p. 201.
[25] R. Trintzius, Jacques Cazotte ou le XVIIIéme siècles
inconnu, ed., Athena, 1944, p. 99-103 en donde da uma descripción.
[26]
G. Sandri, “Los orígenes del símbolo y de la divisa del segundo grado en el
Régimen Escocés Rectificado”, RT, nº
106, 1996, p. 108. Se notará que en este artículo el autor interpreta estos
orígenes como exteriores a la Masonería.
Cuando las fuentes invocadas, a saber las miniaturas de J.
Bailly (XVIIeme) realizadas para Louis XIV, podrían muy bien tener, al menos
aquellas que representaban una escuadra puesta sobre un muro acompañada de la
divisa dirigit obliqua, un origen
operativos. En cuyo caso se trataría de un topos
del oficio que asocia de buen grado el arte de edificar a la función real, cf.,
Devises pour les Tapisseries du Roi,
Hercher, 1988. Se notará por lo demás que la expresión “ella corrige lo
oblicuo” ligada a la escuadra prueba que era conferido un sentido simbólico a
este instrumento de arquitectura antes
del siglo XVIII.
[27]
A. Kervella / Ph. Lestienne, “Un haute-grade templier dans le milieux jacobites
en 1750: l’Orden sublime des Chevaliers Elus aux sources de la Stricte Observance ”,
RT, nº 112, 1997, p. 231.
Estimado amigo, usted ha oído campanas pero no sabe de lo que habla. Si quiere de veras reflexionar sobre la doctrina que presenta el RER, debería estudiarla en profundidad y no limitarse a sacar citas de contexto e intentar extraer conclusiones que le son extrañas.
ResponderEliminarLa materia para Martinez de Pasqually y para el RER no es negativa o mala (dualismo gnóstico), sino necesaria, temporal y efímera, pero neutra. Su función en la doctrina martinezista es limitar la acción de los espíritu caídos cubriéndolos de un velo (material).
El RER se compone de tres clases distintas entre sí, y la Orden Interior o Caballeresca no es asimilable a un sistema de altos grados masónicos. La Iniciación masónica acaba en el cuarto grado de Maestro Escocés de San Andrés, no hay masonería más allá de este grado. Por tanto, decir que por la Clase Caballeresca se confunde religión con iniciación masónica es una estupidez.
Le recuerdo que la iniciación masónica cristiana del RER no puede ser confundida con ninguna Iglesia. La Iglesia adopta la vía sacramental y la Orden Masónica la vía iniciática. En masonería no existen sacramentos ni ordenaciones sacerdotales, existen ceremonias iniciáticas. Ambas vías, la exotérica o religiosa y la esotérica o iniciática van paralelas pero no juntas.
En fin, no tengo más tiempo que perder para comentar sus inexactitudes propias de alguien que desconoce de lo que habla, como en su día le pasó a Guenon. Ya veo que siguen ustedes su ejemplo.
Estimado anónimo:
Eliminar¿Velos materiales para limitar la acción de los espíritus caídos?
¿Vía sacramental y vía iniciática; ambas vías; paralelas pero no juntas; al mismo nivel?
Su vocabulario y su exposición me traen aromas de ese manjar gallego que recibe el nombre de empanada.