miércoles, 21 de septiembre de 2016

La Espada

       Voz Espada, Diccionario Masónico. Simbolismo y Aspectos Históricos según la Tradición. Alexis Hatman. Revista Letra y Espíritu, 2007, Barcelona.

Solo el que tenga una fe inquebrantable puede blandir la espada, forjada en el centro supremo, contra el gigante sin que se rompa. Sólo puede empuñarla legítimamente aquél capaz de caminar sobre las aguas. [1]

Casi siempre está en relación con el golpe doloroso. [2]

El poder de soldar la espada rota es prueba de haber alcanzado el estado primordial. [3]

El motivo de la doble espada muestra la insuficiencia de la mera fuerza heroica: la primera espada, la que Parsifal suele llevar consigo, o ha conquistado en las aventuras preliminares, corresponde a las virtudes puramente guerreras probadas debidamente. La segunda, en Wolfram, Parsifal la obtiene sólo en el castillo del Grial, siendo aquel de quien todos esperaban que «hiciese la pregunta»: se asimila al propio Grial. [4]

De esta segunda espada dice Sigune a Parsifal: «Si conoces sus virtudes secretas, puedes afrontar sin miedo cualquier combate». Puede romperse y entonces, para soldarla, es necesario recurrir a las aguas de la «Fuente» (punto en el que la fuerza vivificante brota de su estado elemental). El objetivo último de la búsqueda, la «alta gloria» y la suprema dignidad, son alcanzadas cuando al empuñar la espada o al soldarla la conducen inmediatamente «a hacer la pregunta». Aquél que obtiene o suelda la espada está cualificado para resucitar al «rey», para restaurar el reino devastado y desierto. [5]

Ritualmente, la espada del masón puede jugar el mismo papel que la de Alejandro cuando corta el «nudo gordiano», en relación con el «nudo vital» o punto de unión de los elementos constitutivos de todo compuesto. Esto está en relación con el doble poder del rayo. [6] (ver Mallete)

La espada del jatib (predicador) musulmán, habitualmente de madera, simboliza el doble poder creador y destructor de la palabra.

En la India se considera nacida del vajra (rayo), aunque también se asimila al rayo solar. [7]

Su simbolismo axial lleva a la idea de armonización; así la espada no representa sólo el medio instrumental, sino también el fin mismo que se persigue. [8]

La punta de la espada toca el pecho a la altura del corazón cuando el candidato acaba de franquear recinto exterior de la Logia; la espada, prolongación física de la Luz que encarna el iniciado que la sostiene, toca de lleno el corazón del candidato. De algún modo se empieza a «activar» este centro, tras una primera purificación. [9]

Los Masones presentes en el rito de iniciación se armarán con sus espadas justo antes de la entrada del candidato, pero especialmente antes del «toque del corazón» por el Experto. También lo harán cuando el candidato preste sus dos juramentos con la punta del compás señalando el corazón. [10]

Los Masones están justificados por las Escrituras para llevar espada: según El Perfecto Masón (1744), los Maestros Escoceses del cuarto grado llevan espada por la cita de Nehemías IV, 12: «en cuanto a aquellos que construían, cada uno construía con una espada ceñida a sus riñones». [11]

En la India (A. K. Coomaraswamy) se considera que la espada deriva del relámpago, del rayo (vajra) del Dios Indra. Puede tener también un simbolismo axial, al igual que el vajra ritual que utilizan los lamas tibetanos, y se puede recordar que en el budismo el trono de diamente (vajra significa tanto diamante como rayo) del Buda está situado en el mismo centro de la rueda del mundo, único punto inmóvil en el que se concilian los contrarios, el Invariable Medio chino, lugar del éter que origina los cuatro elementos. En este punto, la cámara del Medio, donde ha de residir todo Maestro Masón, lugar en el que toda errancia ha desaparecido.

En al Apocalipsis (I, 16; XIX, 15) se identifica al Verbo divino, recogiendo con su doble filo el simbolismo del doble poder creador y destructor de la palabra.

Así pues, la espada es símbolo del Verbo, vehiculado por el éter, y del fuego (Dom Pernéty señala que la espada es el fuego de los filósofos). Reunión de los simbolismos de la luz (rayo) y el sonido (Verbo). [12]

Su presencia en los rituales masónicos franceses (especialmente en la consagración) contrasta con la ausencia en los ingleses. Es éste un elementos que remonta directamente a una fuente operativa muy anterior a 1717. [13]


Notas:
[1] Julius Evola, El Misterio del Grial, José J. Olañeta, Editor, 1997, Palma de Mallorca, p. 106-107.
[2] Idem, p. 107.
[3] Idem, p. 108-109.
[4] Idem, p. 133.
[5] René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, EUDEBA, 1988, pp. 134-136.
[6] Idem, caps. XXV y XXVI; René Guénon, Études sur la Francmaçonnerie et le Compagnonnage I, Éditions Traditionnelles, 1995, Paris, cap. I.
[7] Julius Evola, El Misterio del Grial, cap. XXVII.
[8] Idem.
[9] Philippe Langlet, Des Rits maçonniques (I), Éditions Dervy, Paris, 2004, p. 149.
[10] Idem, p. 150.
[11]Jean Pierre Schnetzler, La Francmaçonnerie comme voie spirituelle, Éditons Dervy, 1999, p. 138.
[12] Idem, pp. 204-205.

[13] Idem, p. 205.


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