domingo, 27 de julio de 2014

Publicación del número 36 de la Revista Letra y Espíritu.

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         Acaba de salir publicado el número 36 de la revista Letra y Espíritu, editado por la Editorial Librería Pardes, del cual transcribimos su editorial. Se puede adquirir yendo a este enlace.

Hemos visto en los números inmediatamente precedentes la necesidad de que el individuo que pretenda alcanzar un resultado en el camino iniciático, presente una fuerte Aspiración espiritual o, viendo las cosas desde otras perspectiva, esté "llamado" a ello (Vocación), y tenga una Voluntad claramente determinada. Pero por eminentes que fueran en él estas cualidades, todo sería vano si la Providencia no ordenara las cosas en vistas a la consecución del objetivo último del hombre.

Entendemos que a ello hace referencia el segundo párrafo de ese fragmento esencial escrito por René Guénon [1], y que invariablemente viene presidiendo nuestras últimas citas con los lectores:

El período actual es, pues, un período de oscurecimiento y confusión; sus condiciones son tales que mientras persistan, el conocimiento iniciático debe permanecer necesariamente oculto, de ahí el carácter de los 'Misterios' de la antigüedad llamada 'histórica' (que no remonta siquiera al principio de este periodo) y de las organizaciones secretas de todos los pueblos: organizaciones que dan una iniciación efectiva allí donde todavía subsiste una verdadera doctrina tradicional, pero no ofrecen más que una sombra de ella cuando el espíritu de esta doctrina ha dejado de vivificar los símbolos que no son más que su representación exterior, y ello porque, por diversas razones, todo vínculo consciente con el centro espiritual del mundo ha determinado por romperse, lo cual es el sentido más particular de la pérdida de la tradición, aquel que concierne más especialmente a tal o cual centro secundario, que deja de estar en relación directa y efectiva con el centro supremo.

Se debe hablar pues, como ya dijimos anteriormente, de algo que está oculto más que verdaderamente perdido, puesto que no está perdido para todos y que algunos lo poseen todavía íntegramente; y, de ser así, otros siempre tiene la posibilidad de volver a encontrarlo, siempre que lo busquen como conviene, es decir, que su intención esté dirigida de tal manera que, por las vibraciones armónicas que despierta bajo la ley de 'acciones y reacciones concordantes'[2] puede ponerlos en comunicación espiritual efectiva con el centro supremo [3]. Esta dirección de la intención tiene, además, su representación simbólica en todas las formas tradicionales; nos referimos a la orientación ritual: en efecto, ésta es propiamente la dirección hacia un centro espiritual, que, sea cual sea, es siempre una imagen del verdadero 'Centro del Mundo' [4].


Con objeto de encuadrar la realidad de la Providencia y su relación con el Destino y Libre Albedrío del hombre, aparentemente de incompatibilidad, reproducimos en el presente número aproximaciones realizadas a la cuestión por René Guénon y A. K. Coomaraswamy; a continuación incluimos un breve texto del Emir 'Abd al-Qâdir, seguido de otros de clara influencia pitagórica como son los de Jámblico, Salustio, Boecio y Plotino, autores que siendo Occidentales y quizás por sernos más cercanos, no han recibido la atención que merecen. Incluimos también un extracto del tratado que San Bernardo dedicó expresamente a la cuestión y, para finalizar, reproducimos un cuento popular balcánico, Fatum, en el que se recoge el mismo tema.


Notas: 
[1] R. Guénon, Le Roi du Monde, Cap. VIII, Callimard, Paris, 1998. Las notas que se refieren a la cita son del propio René Guénon.
[2] Esta expresión se toma de la doctrina taoísta, por otra parte, se entiende aquí la palabra "intención" en un sentido que es muy exactamente el del árabe niyah, que se traduce habitualmente de esta manera, y este sentido es, por otra parte, conforme a la etimología latina (de in-tendere, tender hacia).
[3] Lo que acabamos de decir permite interpretar en un sentido muy preciso estas palabras del Evangelio: "Buscad y encontraréis, pedid y se os dará, llamad y se os abrirá". De forma natural uno deberá remitirse aquí a las indicaciones que ya hemos dado a propósito de la "recta intención" y de la "buena voluntad"; y sin esfuerzo podrá completarse con ello la explicación de la fórmula: Pax in terra hominibus bonæ voluntatis.
[4] En el Islam, esta orientación (qiblah) es como la materialización, si se puede expresar así, de la intención (niyah). La orientación de las iglesias cristianas es otro caso particular, que remite esencialmente a la misma idea.